Y Roberto, de nuevo, pidiendo que escriba

[Nota introductoria para poner en situación: releo el último post que hice para los blogs de Cives Mundi. Desde Bangladesh. Ha pasado más de un año desde entonces. Y ahora me encuentro en otro continente, otras realidades totalmente diferentes, otra gente, otro equipo de trabajo, otra zona de terreno… Y de nuevo Roberto pidiendo que escriba…]

Y sí, lo sé. Debería haber escrito antes. En este caso esto será una confesión abierta.

CONFIESO que no sé ni por dónde ni cómo empezar. Eso lo primero.

[Así que después de 10 minutos mirando la pantalla dejo de escribir. Vuelvo en un rato.]

CONFIESO que comparé mucho.

Cuando llegué estaba totalmente desubicada. Comparaba todo el rato con mi experiencia anterior. Había sido tan intensa que estaba con la mente en Asia y no América Latina… América Latina…Tanto se lee, se escucha, se habla de este maravilloso continente y finalmente estaba aquí. “Deja ya de comparar Carmen y empieza a vivirlo”. Y empecé a vivirlo.

CONFIESO que maldigo casi todos los días.

En Paraguay hay corrupción pero no es vista como tal por una parte de la ciudadanía, impunidad para los políticos y sus secuaces, las mujeres son menos que un objeto para y del hombre, las cuatro familias ricas de toda la vida que crecieron durante la dictadura hacen y deshacen a su antojo en el Parlamento, no hay un sistema de recaudación para poner hospitales como debería ser, las escuelas dan pena, han vendido el país a sojeros y ganaderos extranjeros dejando a la mitad de la ciudadanía en total indefensión, el transporte público es un deporte de riesgo manipulado por unos cuantos empresarios…

Cuando veo las noticias a veces pienso y digo: “Esto tiene que ser una broma”, “¿En serio ha pasado esto?”, “Gentuza”, “¡Qué vergüenza!”,etc, etc. Me encantaría poner ejemplos pero entonces esto sería tan largo que no lo leería ni mi madre. Bueno, mamá sí lo lee seguro.

Sí, sí voy a poner ejemplos para que entiendan lo que digo y siento. No tienen desperdicio algunas de las  noticias de hoy: un ejemplo, y otro, el tercero y el cuarto.

[Vuelvo a dejar de escribir un rato para calmarme que leer esto ya me ha enfadado]

CONFIESO que acabo de mentir.

Que más que rabia o indignación lo que me producen estas noticias es tristeza y desesperanza. Pero luego pienso, que si bien la ciudadanía en general es del “así no más” (expresión típica paraguaya para decir: “Las cosas son así, no trates de cambiarlas, déjalo estar. Así está bien”), hay movimientos, pequeños grupos de personas que empiezan a decir esto del “hasta aquí hemos llegado”. Como ejemplo están los movimientos de poblaciones indígenas.

Si bien Paraguay es el único país de América Latina que de cara al exterior reclama su identidad indígena haciendo del guaraní su idioma cooficial, la realidad es que luego ‘ad intra’ no son ninguna prioridad para el Gobierno (ni si quiera para el democrático Lugo) las más de 17 etnias del país.

Pero ahí están algunos movimientos, sociedad civil, etc. que se empiezan a mover. También en temas de violencia contra la mujer, educación, salud, etc.

CONFIESO que he mirado el mail del trabajo 17 veces desde que he empezado a escribir este post, que he contestado a 13 mails urgentes, que me han llamado un par de veces y he revisado un informe.

Resulta que en Paraguay, Cives Mundi cuenta solamente con una persona en plantilla: c’est moi. Por tanto me toca hacer todo tipo de tareas: identificación de contrapartes, asistir a reuniones de coordinación con OTC y ONG españolas, hacer el café de las mañanas en la oficina, viajar a zonas de terreno para hacer seguimiento…

El trabajo de la persona expatriada en organizaciones como la nuestra es frenético pero necesario, totalmente necesario.

CONFIESO que dudé.

Lo más importante, por lo que estoy aquí son por los proyectos de Cives junto con Alter Vida. Al principio dudaba del impacto positivo de los mismos sobre las poblaciones indígenas y campesinas del Departamento del Guairá con las que llevamos trabajando desde 2007.

Pero después de hacer múltiples visitas, haber pasado una sequía de más de cuatro meses, de la cual el Gobierno del país ha hecho oídos sordos a la comunidad internacional para que activara un plan de emergencia de reparto de alimentos, después de hablar mucho con la gente, con los técnicos y demás, veo que se ha empezado a crear algo bueno. Todavía queda mucho por hacer, desde luego, y se han cometido errores, pero ahora es cuando las comunidades indígenas Mbya guaraní empiezan a entender cuál debe ser su futuro, cómo quieren que sea su futuro con lo que les queda.

Porque siempre pienso que si hicieran una segunda parte de la película de ‘La Misión’ sería como una película de terror o del fin del mundo: ahora estas zonas están deforestadas, las comunidades guaraníes han perdido parte de su identidad cultural, no saben dónde recolectar sus remedios naturales o cazar para alimentarse porque no les queda bosque, etc. Ésta es la realidad que viven día a día cientos de personas en el área de nuestros proyectos. De ahí que…

CONFIESO que tengo miedo.

Me aterra que debido a la situación de la Cooperación Española esto se quede así, sin más. Que no haya más proyectos en la zona, que no consigamos seguir apoyando a estas u otras comunidades, que la gente de repente vuelva de nuevo al 2007, donde no tenían apoyo de nadie y no sabían ni plantar maíz.

Y la lista no tendría fin, pero la paciencia de quien lo pueda leer sí. Por tanto dejo de confesarme.

Espero la absolución, no sólo de Roberto por haber tardado tanto en escribir, sino de Paraguay y toda la gente que he conocido aquí, por no haberla querido desde el principio como se merecía y ahora por quererla demasiado.

Aprovecho para cerrar con un: ¡Hasta luego Paraguay!

Saludos,

Carmen C.

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