Tengo que confesar que con Mariano Rajoy, yo francamente nunca sabía si estaba subiendo, estaba bajando o estaba parado en medio de las escaleras. Tan gallego él. Quizás era que yo no prestaba mucha atención.
Y es que el PP ha estado mucho tiempo metiendo mucho ruido: que si España se rompía por los Estatutos, que la familia se rompía por el matrimonio gay, que si la teoría de la conspiración, que si los socialistas se estaban vendiendo a ETA…
Así que, señor presidente del Gobierno, me alegro de haberle visto tan humilde y centradito en el Congreso de Sevilla. Líder, por fin, y no don Tancredo.
Trabajo tiene, señor presidente, que se va a acabar pareciendo a Eduardo Manos Tijeras con tanto recorte, tanto hachazo, tanto tijeretazo. Y es que desmantelar el estado de bienestar no es moco de pavo, claro.
Supongo, señor presidente, que entre las podas previstas también estará la del dinero para cooperación al desarrollo. Lo esperamos y, por supuesto, lo tememos. También en esto va a tener que lidiar con los más intransigentes de su partido, que consideran que ayudar a los países más pobres es un gasto superfluo.
Piense sin embargo que la cooperación salva vidas. A nosotros, señor Rajoy. Nos puede exprimir si quiere, pero a ellos no porque ya no tienen nada. Además, con crisis o sin ella, España sigue siendo una de las principales economías del mundo y tiene un deber moral con ellos.
Y si esto no le convence, permítame decirle que las ONG crean puestos de trabajo. En Cives Mundi, por ejemplo, trabajamos veinte personas. Buena parte de ellas, jóvenes.
Tu dirección de email no será compartida ni publicada. Rellena los campos marcados con *
21 febrero, 2012 at 17:02
Cooperación y comunicación van unidos de la mano con un fin bueno y justo. Esto es de lo quizá el señor Rajoy no comprende absolutamente nada. Un saludo Roberto, tienes todo mi apoyo.