Según Forbes, la fortuna del tío Gilito es de treinta y tres mil millones de dólares. Es el segundo personaje de ficción más rico, aunque el primero de la lista, Carlisle Cullem, el vampiro de Crepúsculo, le gana por muy poco. Ay, si Gilito (también conocido como Scrooge McDuck o Rico McPato) hubiera dado el ejemplo de ayudar a los más necesitados desde que fue dibujado por primera vez en 1947. Quizás hubiera allanado el terreno. Pero no, este plumífero es la personificación perfecta de la tacañería, el racanismo y el egoísmo.
Hace tiempo leí un artículo de Maruja Torres en el que la periodista se declaraba perpleja por el hecho de que un hombre llamado Guillermo Puertas se hubiera hecho multimillonario gracias a un artilugio informático llamado Ventanas. Cosas de la Torres, siempre muy suya y ocurrente, para hablar de Bill Gates.
Gates es más rico que Gilito. Forbes le calcula unas libretillas de ahorro de 56.000 millones de dólares. Y no sólo tiene más panoja, si no que es mucho más generoso que el tío de Donald. Gates podría haberse dedicado, como muchos de su ‘especie’, a la ‘dolce vita’, al ‘dolce far niente’, a nadar en billetes, como el pato tacaño, pero ha preferido hacer filantropía. O sea, cooperación para el desarrollo.
El segundo hombre más rico del planeta (que además, sólo dejará a sus hijos una mínima fracción de su fortuna: “Para que aprendan lo que es la vida”, dijo en alguna ocasión) es el paradigma de la redistribución de la riqueza, que es el principal problema de este mundo, y que ningún sistema político ha sabido solucionar del todo.
Gates, que con estas cosas se hace querer un poquito, visitó la semana pasada España. Se vio con Rajoy y le dijo que mantuviera la ayuda al desarrollo, pendiente como todo en el país del tijeretazo de turno. No sabemos lo que el presidente le dijo al multimillonario, pero el ministro de Exteriores, sin dar cifras, dijo que la cooperación española se centraría en los países más pobres de América latina y en los países de las ‘primaveras árabes’.
Al parecer, el dinero para cooperación estará en unos 3.200 millones para 2012, según publicaban algunos medios. Haciendo un poco la cuenta de la vieja, a mí me sale a 20 céntimos al día por español, descontando en esta operación a los más de cinco millones de parados. ¿Es mucho en tiempos de crisis? ¿Es poco? Juzga tú mismo. Por lo pronto, es un alivio saber que el 73% de los españoles cree que hay que mantener la ayuda a los países necesitados, también ahora.
Desde luego, tienen mucha más conciencia social que esos a los que han pillado con el carrito del helao en Valencia (again), delinquiendo (presuntamente, of course) con los dinero de la cooperación.
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